Hoy elijo la poesía, porque es el modo que encuentran las palabras para despertar a los cuerpos de la indiferencia. En el poema la memoria es activa y hace del saber del horror una lucha que no espeja. Dejo fragmentos de poemas de una gran mujer, poeta y militante argentina: Leonor García Hernando.
No dormiríamos en ese calor de lluvias
mórbidas
no descansaríamos en esa casa de familia donde las
sábanas se almidonaban y los postigos
Impedían la llegada de la luz
no hincaríamos las rodillas en el reclinatorio oscuro del
dormitorio bajo la imagen de la virgen española
dados alzados de una mesa, nos quitaron de esa
tarima de tablas hinchadas
para llevarnos a dormir en celdas de hotel con tragaluces
mínimos en lo alto de la pared
“qué reino nos quitaron como a un niño nacido
sin llanto tan desdichado como otro que vivió para tirar
sus días a los perros”
El paraíso era esa pesada orilla donde se
pudren los dátiles
este espejo de vestidos donde nos contemplamos desnudos
en el error ()
El día permanecería fijo
y la oscuridad era una bolsa de polietileno que nos
tapaba la boca
y en los estadios nos cortaban las manos
y la poesía era un poco de carne podrida, oscura de
moscas al sol
Tuvimos un tiempo de morir ()
La noche sería de lápices rotos en los estuches, de
lámparas pesadas como un rastrojero en el barro, un
celofán cubría las bocas
el escribiente tardaba en cerrar los envases de tinta de
pupitre
y todavía la sangre recibía una linfa de amapolas
un tiempo de catres tapiados
de almendras en un frasco cerrado
Mirá mi boca:
se deshace como azúcar en el agua
y la boca de aquellos a los que el agua les oprime las
rodillas ()
pero fuimos los mejores
porque la belleza ocupó totalmente nuestro corazón