«Desafiar el sentir» de Cecilia Macón (comentario)

“Desafiar el sentir. // Feminismos, historia y rebelión”. Libro de Cecilia Macón (Omnívora Editora)

Llego a este libro por mis preguntas en relación a los feminismos, por los comentarios de una amiga en  una reunión   pero también por la interpelación de su título “Desafiar el sentir” .

Vivir en un mundo donde los capitalismos se presentan invencibles y donde la crueldad parece haber dado un zarpazo adueñándose de la voz oficial requiere que cada día desafíe mi sentir de vencida y de tristeza. Hoy al concluir la lectura, siento que con este texto he mantenido un diálogo riguroso y a la vez sensible y emocionante. Que trasciende a la visión imperante de que el vivir y actuar de una comunidad se define solo por la economía monetaria.

En las primeras páginas, la autora afirma que los feminismos sustentan sus demandas saliendo al ruedo a disputar configuraciones afectivas impuestas y naturalizadas. Y este salir no es sin “inflamar de pasiones el mundo”. No pretende entonces hacer una historia de los feminismos sino “una suerte de archivo de intervenciones” para  “exhibir los muy diversos modos de desarmar configuraciones afectivas” establecidas, naturalizadas y enquistadas a lo largo de la historia.   Entonces lo impensado se hizo posible.

Ordena su escrito estableciendo tres gestos políticos desplegados por los movimientos feministas que me parecen indispensables de ser leídos en nuestra coyuntura actual:

  1.  El gesto de impulsar el despliegue del orden afectivo en la política ya que no hay incidencia sin afectación. Pero entendiendo que las emociones no son exclusivamente estados psicológicos, sino que también son prácticas culturales y sociales. No están en los objetos ni en los sujetos, se producen en las mismas superficies y límites que permiten que lo individual y lo social sean delineados.
  2. El de desafiar las distinciones entre afectos productivos y paralizantes o públicos y privados.
  3.  El de resignificar la experiencia afectiva para hacerla ingresar reformulada a la esfera pública. Y así  apelar a la desilusión como motor de la acción política transformadora. Cecilia Macón aclara que  “la desilusión refiere a un arco afectivo asociado a algo que podría haber sido y no fue: es un sentir, pero también su aceptación crítica. Más cerca de la imaginación que del enfrentamiento concreto asociado al fracaso// compatible con la acción  hacia el futuro”.  Desde este habitar la desilusión, se despierta y promueve un deseo urgente de transformación radical que hace a la intervención política.

El libro presenta -como ya afirmé- diversas  intervenciones donde la afectividad y el deseo inapelable  fueron el motor de los hechos. Por ejemplo “La declaración de los Sentimientos “ en Nueva York (1848). Los simulacros de actos de sufragio para instalar el debate y el logro del voto femenino . Es conmovedor saber que el 7 de marzo de 1920 , cinco mil mujeres votaron en Argentina sin el permiso de la ley pero este hecho logró una visibilidad inédita de la lucha que culminó 27 años después con la obtención del derecho. Menciona y analiza el homenaje del movimiento feminista a la mujer aún mas desconocida que el soldado desconocido (Francia 1970) y las diferentes acciones para impulsar la despenalización y legalización del aborto en Argentina, camino que tiene dos hitos ubicados en los años 2018 y 2020 . En los hashtags “que sea ley” y “será ley” que acompañan respectivamente esos años se evidencia  como la marca de un deseo enfrenta el fracaso en lo legislativo como una afirmación: de la expresión del deseo “que sea” a la afirmación “será”.

Quiero detenerme en la concepción del acto político que sostiene la autora.  En el capítulo 3 presenta a la intervención política como la operación inversa al trauma. Si el trauma se puede condesar en la frase “esto no debería estar sucediendo”, la acción política se enmarca en presentar lo que sí “debería estar sucediendo”. Para este modo de presentación  el arte se concibe con el gesto estético y público que encarna (no representa) el futuro de la acción, la realidad de los cuerpos, la alegría de la lucha, tanto desde el cine, la performance o la literatura, etc.

Leer “Desafiar el sentir” es también avivar la historia, es recordar el rol clave de la sensibilización entendida como la acción que  resiste y  objeta el adormecimiento y el entumecimiento ante la injusticia en cuanto dimensión afectivo-cognitiva imperante. Y es no olvidar que el sentir es político y afecta.

María José Bozzone