El tiempo que vivimos me lleva a leer a Paul Celan. A escucharme recitando esos poemas escritos después del desastre, cuando se apuesta a que la vida siga pero duele que siga de ese modo.
En esos versos, breves, a veces con reiteraciones que hacen a un ritmo silencioso y hondo, lo terrible encuentra su borde sin derivar en violencia, alcanzando un afuera, hasta la otredad más extranjera.
Dejo en audio y letra el poema de referencia.
Majo Bozzone
Había tierra en ellos de Paul Celan
Había tierra en ellos y
cavaban.
Cavaban y cavaban y pasaba así
el día y pasaba la noche. No alababan a Dios
que, según les dijeron, quería todo esto,
que, según les dijeron, sabía todo esto.
Cavaban y nada más oían;
y no se hicieron sabios ni inventaron un canto
ni imaginaron un lenguaje nuevo.
Cavaban.
Vino una calma y vino una tormenta
y todos los océanos vinieron.
Yo cavo y tú cavas e igual cava el gusano
y aquel remoto canto dice: cavan.
Oh uno, oh nadie, oh ninguno, oh tú:
¿Adónde iba si hacia nada iba?
Oh, tú cavas y yo cavo, yo me cavo hacia ti,
y en el dedo se nos despierta el anillo.