Hoy leo «Llorar a lágrima viva» de Oliverio Girondo (1891-1967).
Llorar para decirlo todo sin palabras, llorar lo que fue y lo que no ha sido, llorar lo impronunciable, llorar el duelo, el límite, hacer nuestra propia inundación y nuestro parto. Llorar con todo lo que tiene de humano y de inhumano.
Llorar con cada tripa salvando al mundo, al otro del daño.
Majo